¡Hola lectores empedernidos!
Hoy os traigo el final de la historia a la que me invitó Irene, del blog Mi rincón de los libros para que formase parte de la misma con un fragmento.
¡Hoy os traigo la historia completa!
Para que veáis cómo ha quedado y el exitazo que ha supuesto.
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Era tarde. Como muchas noches de invierno mis preocupaciones no me dejaban dormir. Subí en silencio las escaleras y abrí la puerta de la buhardilla. Estaba muy oscuro, pero la pequeña ventana que daba a la calle dejaba entrar un hilo de luz que dibujaba una línea amarillenta en el suelo de la sala. Lo seguí con la mirada y me senté justo en el punto en que la línea empezaba a trepar por la pared.
El viento azotaba la casa con fuerza, y a través de las bisagras de las ventanas se colaban pequeñas corrientes que invocaban el ulular de los búhos como un cántico gregoriano. Las sombras de la buhardilla parecía bailar al ritmo de este sonido, emergiendo de todos los rincones, tratando de alcanzarme con sus afilados y escurridizos dedos. Cerré los ojos, y las lágrimas empezaron a caer a raudales por mi rostro y a precipitarse al vacío al caer desde mi barbilla. Apoyé la cabeza sobre las rodillas y dormité lo que parecieron unos segundos.
La lluvia acariciaba mi rostro. Miré al cielo, claro y azul, y la luz del sol atravesó mis pupilas. Era ilógico, un tiempo demasiado agradable a excepción de la suave lluvia que empapaba mis ropas lentamente. Comencé a caminar por la fresca hierba, la cual se colaba entre mis dedos provocándome un dulce cosquilleo. Aquella tranquilidad que me inundaba era lo que necesitaba para no pensar en nada, para vivir en paz. Un fuerte sonido me despertó de mi placentero sueño, devolviéndome a la oscura realidad. Me levanté del suelo y me asomé por la ventana, logrando divisar una extraña figura que parecía observarme desde el exterior. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su mirada. Era demasiado tarde y estaba muy oscuro, no sabía quién era aquel misterioso individuo. No me quedaba más remedio que salir a averiguarlo.
Antes de poder imaginar quién podría ser, recordé que era imposible que alguien hubiera llegado hasta ahí. ¿Quién querría verme? Mis preocupaciones se esfumaron por unos segundos mientras entrecerraba los ojos para poder distinguir aquella misteriosa y oscura figura a través del cristal sucio de la ventana. La poca luz acariciaba las formas y pliegues de una chaqueta y me dio una vaga idea de cómo sería el cuerpo de aquel misterioso visitante. La culpa me golpeó de nuevo al darme cuenta de que, esa persona, ese hombre, era la causa de mis preocupaciones y de mis grandes temores…
La poca luz que entraba por la ventana titiló un segundo e hizo que cerrara los ojos. Cuando los abrí de nuevo temía que esa persona se hubiera esfumado, pero no, seguía allí. Quieto. Observándome. Había descubierto ya quien era pero las lágrimas que aun seguían cayendo por mis ojos me hacían dudar.
-Lo siento –Escuché de fondo, di media vuelta y me volví a acercar a la ventana de la buhardilla.
Sí, era él. Después de tanto tiempo, ahí estaba. Bajo mi ventana. Pero no quería creerlo, me costó olvidarle. Me hizo daño, mucho daño…
Una nueva lágrima, iluminada por la suave luz de la luna, rodó por mi mejilla y, aunque suene egoísta, sentí pena por mí misma. Nadie debería llorar el día de su cumpleaños. Pero ahí estaba él, invocando mis lágrimas. Cerré los ojos y ese gesto solo hizo más patentes los recuerdos del dolor: un grito, un golpe, luego otro, el miedo envolviéndome… Dolor. Volví a abrirlos para enfrentarme a su figura. No era un misterio para mí porque había escogido este día para visitarme. Ahora era mayor de edad, podía escoger volver a su lado o seguir apartada de él.
-Lo siento –repitió con voz trémula –Cariño, baja. Abre la puerta.
El sollozo que llevaba tiempo intentando contener escapó de entre mis labios. Dos años luchando para que el olvido se llevase mis recuerdos y ahora ahí estaba él, trayéndolos de vuelta, destrozando en mil pedazos la tranquilidad de la noche, entorpeciendo la delicada danza de los rayos de luz de la luna.
Salí corriendo hacia mi habitación, dejando atrás al hombre que me tan brutalmente me había arrancado la infancia. Esa fue la última vez que vi a mi padre.
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Aquí están los blogs que hemos formado parte de esta primera Historia de Fin de Semana.
Ha sido fantástico formar parte de esta historia, pues cada fin de semana Irene iniciará en su blog una Historia de Fin de Semana, y se irán pasando en cadena. A mi me parece una idea genial, espero que vuelva a invitarme alguna vez, ¡estoy deseando leer la siguiente historia!
¿Qué os ha parecido?
¿Os gustaría formar parte de esta cadena de historias?
¡La verdad es que la historia ha quedado genial! ♥
ResponderEliminarEspero que se siga haciendo y estaré atenta para ir leyendo las siguientes =D
Un beso!
¿A qué si? jajaja, ha sido muy divertido y ha salido muy bien para ser la primera vez. Yo también estaré pendiente de las siguientes :P
EliminarUn beso!
Una historia genial! tuviste una buena idea! =)
ResponderEliminarHola Anyi! La verdad es que fue una idea fantástica, pero no fue mía, sino de Irene. Este fin de semana en su blog dará comienzo a otra Historia.
EliminarUn beso!
Me ha encantado^^
ResponderEliminarUn beso
Me alegro, muchas gracias :D
EliminarUn beso!
Me encantó, fue una idea maravillosa ^^
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