Reseña. Transcrepuscular ~ Emilio Bueso

Autor: Emilio Bueso
Editorial: Gigamesh (Edición Omnium)
Fecha publicación: 2017
Número de páginas: 277
Saga: Los ojos bizcos del sol I
Género: Ciencia ficción
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Esta es la historia de una búsqueda más allá del ocaso que arranca con el canto de los caracoles, entre huertos surcados por escarabajos de tiro, que deja atrás los establos de libélulas y refugios de tormenta, los templos de los animistas y los círculos de dólmenes de los astrólogos, y que se adentra por los laberintos de hielo siete y bosques de helechos plagados de arañas gigantes. Es la historia de un viaje desquiciado en busca de respuestas a preguntas que nadie comprende hasta el final de las tierras en las que nunca sale el sol. Somos un grupo pequeño: mi señora y su brujo; un forajido ventrílocuo; mi babosa, mis espadas y yo mismo. Y cargamos el peso del mundo en los hombros.

Hoy os traigo una lectura que me ha dejado con los ojos, la boca y los poros abiertos. Me la recomendaron encarecidamente si quería probar algo verdaderamente original y debo decir que ha sido una de las lecturas más alucinantes de mi vida.

Me gustaría introduciros un poco en la historia, porque la sinopsis no es muy esclarecedora. Podéis saltaros esta parte si queréis.

Todo comienza al amanecer, cuando se produce un robo en la ciudad que el alguacil debe proteger. Éste procede al a persecución del infame ladrón, montado en su libélula, luchando contra las inclemencias del tiempo y, tras varias horas de persecución, debe dar media vuelta al ver que el ladrón desaparece en el Agujero del Mundo montado en su serpiente. Un lugar en el que ningún ser humano jamás ha osado entrar. Tras informar a la regidora de la ciudad y confirmar que el objeto robado es de alto valor, deciden ponerse en marcha para ir tras el, acompañados de un sabio astrólogo. Deberán atravesar el Círculo Crepúscular, el límite entre la luz del sol y la más densa oscuridad, para dar con él. Acompañados de un ventrílocuo, un explorador y una hosca minera, no saben que se dirigen hacia su perdición.

La historia es una barbaridad. Desde el principio lo que llama la atención del lector es que se nos empuja de lleno en una persecución frenética a lomos de una libélula, atravesando una distancia desconocida, en un sistema temporal que nos es ajeno y unas condiciones climáticas extremas. El autor construye el mundo a nuestro alrededor con cada línea que leemos: un planeta sin rotación que sólo percibe el calor del sol por una cara, habitado por humanos, por insectos de tamaño descomunal y moluscos que sirven de alimento, montura o acompañantes; así como una vegetación pantanosa de musgo, setas y hongos de toda clase y capaces de provocar mil reacciones a quienes los consumen.

Por si todo esto no fuera lo suficientemente extraño, los humanos pueden establecer una conexión física y mental con los moluscos, a los que adhieren a su cuerpo y sus cráneos para que les proporcionen increíbles habilidades motoras y cerebrales, una simbiosis entre humano y molusco en el que ambas criaturas pasan a formar una sola, convirtiéndoles en seres extraordinarios... o en monstruos.

Me dan ganas de contaros toda la historia de lo mucho que me ha gustado, pero verdaderamente merece la pena que os sumerjáis en el mundo de Transcrepuscular, que os confunda, que os inquiete y os flipe como a mi me ha flipado.

La pluma de Bueso es a la par frenética y taimada, concisa, las descripciones son pulcras, sin más detalle del necesario; los diálogos son explícitos, llenos de naturalidad y cargados de humor sarcástico; he disfrutado enormemente con la prosa, ha sido un gustazo leer ciencia ficción de calidad a manos de un escritor nacional. La jerga de los personajes puede diferenciarse claramente por su estatus social y su cargo, en sus conversaciones usan un vocabulario tosco y cargado de improperios.

Y hablando de los personajes, hay una peculiaridad en ellos, no tienen nombre. La sociedad en la que viven los denomina por los actos que llevan tras sus espaldas: son bandidos, exploradores, mineros, alguaciles, regidores, astrólogos, putas, mercaderes, etc. Ninguno posee un nombre propio y esto es un detalle que me ha maravillado, a pesar de carecer de él nos describen a los personajes de forma exquisita, especialmente al protagonista y al trapo del ventrílocuo. Con éste último me he dado unas buenas risotadas.

La ambientación es una gozada así como el trasfondo del mundo en el que habitan estos personajes: pervive el rastro de una raza extinta (los antiguos), ruinas, el Agujero del Mundo, por donde se escapa el ladrón y donde nadie se atreve a ir, la convivencia entre moluscos y humanos... El autor logra engancharnos a Transcrepuscular y nos hace reflexionar sobre el mundo que ha creado. ¿Nos encontramos en la Tierra dentro de mil años? ¿es un planeta alienígena en el que ha prosperado la raza humana? Cuando parece que encontramos una respuesta surgen más preguntas. Y al final... madre mía, qué final. Suerte que la segunda parte ya está en librerías.

Concluyo brevemente (porque sino no acabo) recomendando Transcrepuscular a todo aquel que disfrute con la fantasía y la ciencia ficción y, además, a quienes queráis una lectura impactante y adictiva. Os aseguro que este libro no os dejará indiferentes.

¡Felices lecturas!