Reseña. Soldados de Juguete (Precuela) ~ Javier Santolobo

Título: Soldados de juguete

Autor: Javier Santolobo

Autopublicación

Año publicación: 2014

Número de páginas: 79 aproximadamente

Precuela de: Corazones de Hierro

Formato digital

Género: Ciencia ficción / Distopía

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Milo es un robot con el tamaño de un niño y el aspecto de un soldado de juguete. Su trabajo siempre había sido el de dar la bienvenida a los visitantes del parque de atracciones Robot World Party, pero eso fue antes de que el mundo se volviera loco y los robots se levantaran contra la humanidad para exterminarlos de la faz de la tierra. Años más tarde, Robot World Party se había convertido en un lugar terrorífico, plagado de monstruosos androides que solo deseaban destruir cualquier cosa que se les pusiera por delante. Y justo cuando Milo pensaba que nunca volvería a ver a un ser humano, la risa de un niño le obliga a salir de su escondite.

 Opinión personal

Comencé esta lectura con el propósito de leer algo ligerito y diferente, ¿qué mejor que un relato sobre un mundo futurista y apocalíptico en el que los robots han tomado el control del mundo? Pues eso mismo, además está gratis para kindle en Amazon junto a otros dos relatos que el autor ha puesto a ese jugoso precio para que conozcamos más sobre su próxima novela: Corazones de hierro.

Nos encontramos en un parque de atracciones llenos de robots. Esto sería muy guay sino fuera porque, durante la III Guerra Mundial se activó un dispositivo electrónico que modificó los programas de los robots para que destruyeran a la especie humana hasta su extinción. Milo es uno de los poquísimos androides que no se vio afectado por este violento cambio, pero a consecuencia de ello debe esconderse y cuidar de que los demás robots no le atrapen y le chamusquen los circuitos. Él y Piny, su mejor amigo pingüino, se protegen el uno al otro mientras el tiempo pasa, pero un día sucede lo que Milo más temía, unos humanos han entrado en el parque sin la más mínima sospecha de que cientos de ojos rojos les vigilan desde las sombras esperando el momento oportuno para saltarles encima.

La historia está narrada en tercera persona, siempre desde el enfoque de nuestro protagonista, un soldadito de madera androide llamado Milo. El relato nos cuenta en unas pocas páginas cómo este robot y su mejor amigo, una adorable pingüino de metal, cambian para siempre sus vidas en el momento en que los humanos llegan al parque.

Desde el primer momento he simpatizado con Milo, a pesar de ser un robot, el cambio que se produjo en sus programas informáticos hizo de él un ser lleno de empatía y sentimientos, en lugar de volverle loco, como al resto de los robots. Lo mismo le sucedió a Piny y a algunos otros androides, pero el batallón de robots locos se hizo cargo de que estos privilegiados disminuyeran en número hasta que sólo quedaron Milo y Piny.

La historia es claramente de género juvenil, a pesar de que pueda parecer infantil, creo que no lo es por el siguiente motivo: A lo largo del relato podemos ver claramente la increíble crueldad de los robots. Son muy sangrientos y muy específicos a la hora de detallar la forma de morir que van a tener los que se interpongan en su camino. De esta forma el autor le ha dado cierto matiz de terror a la historia (terror violento y psicológico) que le quitan todo aire infantil que pueda aparentar poseer.

Me ha encantado, la historia es muy entretenida, los personajes, tanto buenos como villanos, están muy bien caracterizados y el ritmo es muy ágil y lleno de acción.

El autor ha escrito otras dos precuelas de una novela que ya tiene lista y a la espera de poder publicar, por lo que he leído, será una saga. 

La gata entre las ruinas y El despertar de los lobeznos son las otras dos precuelas, si pinchás aquí podéis descargaros las tres en Amazon por el módico precio de 0€. 

Si queréis visitar la web del libro la tenéis aquí: Corazones de hierro. La web es jodidamente genial, me encanta el diseño.

Sin duda voy a estar muy pendiente a la publicación de esta saga, porque me va a gustar y no pienso perdérmela.

¿Qué os parece, os llama la atención?